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Trump adelanta a Clinton en las encuestas: ¿Qué sucede?

7 / 09 / 2016 – Artículo publicado previamente en el blog “EE.UU. y mercados emergentes” de CincoDías.com

Ayer decíamos que que Hillary Clinton debía, necesitaba dar un giro de 180 grados a su estrategia electoral. Hoy sabemos que, por vez primera, ella no lidera las encuestas, sino Trump. Bien es verdad que por una diferencia mínima de dos puntos: Trump 45%, Clinton, 43%, dice la CNN. Y, también es cierto que metodológicamente, la encuesta deja mucho que desear: la muestra es pequeña (1.000 individuos), el margen de error es elevado (3,5%), por lo que el resultado “cae” dentro del margen de error y esos dos puntos de diferencia, estadísiticamente, no significan nada: podemos sumarles 3,5 puntos o restárselos y todavía estaríamos dentro “de la verdad estadística”. Por último, la encuesta solo tiene en cuenta a aquellos que dicen que muy probablemente irán a votar, por lo que queda fuera el colectivo de indecisos, el de aquellos que ahora dicen que se abstendrían de votar pero luego cambian de opinión, etc. Doy poca validez a este tipo de encuestas. Si acaso, como diría el político español Alfonso Guerra, “muestran tendencias”.

Y la tendencia es la que explicábamos ayer: el “gap”, la diferencia entre Clinton y Trump en tres meses se ha ido cerrando: de 20 pp a 10pp, de ahí a 8, de 8 a 4 y ahora 2. ¿La causa? La falta de entusiasmo de los votantes. Solo un 46% dicen que están entusiasmados con estas elecciones versus la media del 60-64% que lo estuvieron en 2004, 2008 y 2012. Los dos candidatos, aunque tienen el apoyo mayoritario de sus correligionarios (demócratas y republicanos) despiertan muy pocas simpatías y a la una la consideran “mentirosa y deshonesta” y al otro “un brabucón”. Qué distinta de la consideración de Barack Obama en 2008, con su mensaje de esperanza!

Los resultados muestran que el país está polarizado y dividido en dos, no solo por ideología sino por variables sociodemográficas.

Si Clinton quiere encabezar de nuevo las encuestas debe alejarse de su imagen prefabricada y hacerse cercana a la gente. En el caso de Trump, basta con que sea él mismo.